Un sendero más. Esta vez fuimos a Encinasola.
Fue el 3 de Marzo. Salió un día fantástico para recorrer nuestra sierra. Nos fuimos por Higuera la Real, hasta el hotel de Encinasola Rincón del Abade. Allí tomamos un café y dejamos el autobús en el ensanche. Este era el lugar al que deberíamos llegar para posteriormente irnos a Higuera para almorzar.
Era un recorrido corto, pero bonito. Fuimos recorriendo los alrededores de Encinasola, pasamos por algunas fincas particulares, vimos una réplica del puente de los Cabriles,y seguimos hasta llegar a la carretera donde está una fuente. Cogimos el camino que va a la Ermita de la Virgen de Rocamador. Allí descansamos hicimos una visita al Ermita y ya de vuelta, Antonio nos enseñó, a los que fuimos, a ver el fuerte de San Felipe, realizada 1648, para defensa de los portugueses. Escuchamos atento su explicación. Desde ese punto de la población se veía perfectamente el Castillo de Nouda la Ermita de Flores, la población de Barranco, realmente una vista fabulosa. También eso nos da una idea de la importancia de Encinasola, a tenor de su altura y su posición geográfica.
El Higuera la Real, nos comimos un cocido fantástico, acompañado de su “pringa” y demás.
Volvimos a casa a la espera del próximo.
El día 2 y 3 de Febrero, como ya lo hizo en años anteriores, los socios, que pudieron, de la Asociación Albuhera, nos fuimos a repetir el Sendero de Carlos I en Jarandilla de la Vega. En los papeles pone Carlos V. Pero eso fue en Alemania. En España fue Carlos I. Digo.
Bueno el día 2 de ese mes de febrero, llegamos a Jarandilla de la Vega y nos hospedamos en el Parador. Este edificio fue el castillo del Conde de Oropesa y el 1966 se adaptó para parador. Allí nos hospedamos esa noche, comimos ese día 2 y desayunamos el día 3. Bueno fue estupendo estar allí. Y además se portaron muy bien con nosotros. Nos recordaban del anterior año que fuimos a recorrer por primera vez el sendero que hizo Carlos I desde este Castillo hasta el Monasterio de Yuste, donde se retiro y murió.
El mismo día 2, por la tarde, teníamos una cita con una guía que contratamos para recorrer los alrededores. Fuimos a Valverde de la Vera y Villanueva de la Vera. Nos paramos para ver la Garganta de Cuartos y la Cascada del Diablo, que está situada en la Garganta de Gualtaminos. Fue espectacular la altura de la garganta y la cantidad de agua, así como la cantidad de ella que arastraba.
Desde luego la guía nos explico con todo lujo de detalles lo más relevante de lo que vimos.
Por la tarde cada uno fue donde pudo, para tomar una, o más, copita.
El día siguiente, empezaba la parte oficial de la celebración del anuario del sendero entre Jarandilla de la Vega y Cuaco de Yuste. Desde aquí se sube al Monasterio de Yuste, cerrando el camino, si así lo deseas.
Apareció su Majestad, la representación de su séquito. Y se le hizo un homenaje a una persona conocida y representativa de la zona.
Terminada la representación todos nos fuimos a recorrer el sendero hasta Cuaco de Yuste.
Nosotros cogimos nuestro autobús. Volvimos a Jarandilla, donde teníamos prevista la comida y después volvimos a casa.
Buen viaje y como siempre buena compañía.
Debemos reseñar la experiencia de las entradas de Monasterio de Yuste, en el que entraron los que no lo habían visto.
Las entradas las reservamos por internet. Y aconsejamos leer los detalles da la reserva. Eso de la familia numerosa, los mayores de 60, las asociaciones, minusválidos, etc, leerlos bien. Para nosotros fue una sorpresa que no vimos en la página web de Patrimonio Nacional.
Siguiendo con nuestros recorridos seranos, dimos un paseo hasta la cascada de los molinos, en el termino de Corteconcepción.
Partiendo desde el puente de Carbonera, en San Roque, subimos hacia el camino de El Rebollar. Era una mañana estupenda, lo que nos permitía ver como los campos aprovechaban la poco agua caída y reverberaban de verde con el sol.
En los bancos del Pastorcito, hicimos un reagrupamiento de senderistas, y con toda tranquilidad, descendimos por la bajada que nos llevaría al cruce de los caminos de Corteconcepción.
Seguimos hasta llegar al próximo cruce y tomamos el de la derecha. Seguimos bajando, ahora sorteando las piedras y rocas, hasta que, de nuevo, volvimos al terreno llano y así llegamos al arroyo que baja desde el molino el bombo y poco a poco nos acercamos a la cascada.
La vimos llena de vida. Un paisaje precioso, con el agua saltando, cantarina, festejando el don del cielo.
Nos hicimos las fotos de rigor. Cada uno las suya y compartiendo las del resto de los compañeros y compañeras que nos acompañábamos mutuamente.
Seguimos teniendo una tierra agradecida y así lo debemos reconocer.